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nelson gonzález leal

fotografías

En el año 2014 murió mi padre, su corazón no soportó el asedio del cáncer y decidió retirarse a descansar. Durante su enfermedad, que duró un par de años, apenas lo visité dos veces, y la segunda fue para su funeral. En la primera visita apenas le hice algunas fotos, y nunca antes lo había fotografiado. En la segunda, me dediqué a registrar el dolor y la tristeza de quienes lo despedían y no lloré; nunca lloré la muerte de mi padre, quizás porque al hacerlo estaba seguro de que lloraría también la mía.

Mi padre fue un hombre fuerte, que luchó desde niño para sobrevivir y que amó profundamente a su familia, a su esposa, a sus dos hijos y a su hija. Criado en la dureza de la sobrevivencia, no supe bien cómo manifestar ese amor con sus palabras, pero su tenacidad y su empeño en garantizarnos una vida tranquila, lo demostraron. Desde 2014 hasta ahora he venido construyendo este trabajo fotográfico, desde el autorretrato, porque el recuento de la vida de mi padre y de nuestra relación, me he dado cuenta de que hay mucho de él en mí, de que fuimos y seguimos siendo una especie de proyección bilineal. Desde siempre he llevado a mi padre conmigo, como llevo ahora a mi hijo, con un amor silencioso e inmenso.

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