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nelson gonzález leal

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El abandono es una presencia que se torna elocuente cuando percibimos que todas las cosas alrededor comienzan a guardar silencio.
 La ciudad por la que andamos y a la que vemos –si acaso- desde una perspectiva horizontal, es decir, desde nuestro mismo nivel de observación, hace tiempo que se muestra errática, solitaria, triste, llena de la inverosimilitud propia de lo invencible, tal y como es ese fin del mundo anunciado en atávicas profecías.
 Pero la verdad es que no habrá revelaciones ni misterios, no llegaremos lejos en las pretensiones místicas del alma. Al final tan sólo habrá la fría soledad marcando los espacios del retorno. El final es ahora, donde la indolencia sobre la ciudad se muestra 
en colores fríos.
 Vista desde un ángulo vertical y superior, como si el propio Dios la observara, la ciudad es el signo de la neglicencia que impulsa el tránsito humano.
 

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